viernes, 22 de enero de 2010

HAITI


No sé por dónde comenzar, porque hace tiempo que preocupa Haiti. Es una parte de África en el caribe, con su cultura base, sus carencias y sus sueños algunos ignorados o incomprendidos. tal como reflejan los indicadores económicos es el país más pobre de la región.


No tengo por objetivo escribir aqui sobre la compleja historia de esta isla. Quizás si aplico lo que sé de renacimiento o de constelaciones familiares pienso que se trata de un colectivo con tanto por resolver. Seres Humanos cuyo asentamiento en ese espacio geográfico se dio a través de la esclavitud, arrancados de su terruño, vendidos y explotados como lamentablemente pasó en otras latitudes.


Concebidos en tierra extraña desde la violencia, marcados por sus propias revueltas, influenciados por la revolución francesa que les dio momentánea satisfacción porque les trajo la abolición de la esclavitud, fueron sometidos varias veces por foráneos y por su propia sangre, reprimidos duramente por sus propios lideres. Violencia con más violencia.


El caso es que aunque se liberaron en cuerpo, parece que no lograron en todos los niveles. Constantes y dificiles luchas de poder se han mantenido, viejas rencillas entre mulatos y negros socavaron los intentos de crecer como nación próspera. La inestabilidad política que devino en anarquía impactó en la forma de hacer país llegando la escasez por falta de inversión y seguridad.


En el 2004 Haití, era considerado uno de los países más densamente poblados con algunos de los mayores índices de deforestación del planeta que según algunos expertos lo hizo particularmente vulnerable a tormentas como Jeanne, que causó más de 600 muertes.


Uno de los factores fundamentales que contribuyó a la deforestación fue la tala de árboles por parte de agricultores que buscaban expandir sus tierras cultivables. La situación ha empeorado porque, debido a la pobreza, muchos haitianos necesitan madera para combustible o para venderla.


Cuando llovió copiosamente en una isla donde escasearon árboles y raíces, las corrientes de agua terminaron arrastrando la tierra. Se desintegraron las márgenes de los ríos sin barreras naturales que detuvieran el avance del agua.


En el Informe Mundial sobre la Reducción de Desastres Naturales de 2004, Haití aparece como uno de países con el indicio de riesgo más elevado del planeta. A la luz de ese informe se leía que en el siglo XX, la isla había sufrido un total de 16 huracanes, 25 fuertes inundaciones, un grave terremoto y siete sequías, en los que murieron más de 15.000 de personas.


El peor terremoto en 200 años golpeó Haití a las 4:53 pm el 12 de enero de 2010, seguido por al menos 24 réplicas que van desde 5.0 hasta 5.9 en la escala de Richter. El terremoto de Haití se localizó en la zona donde la Placa de América del Norte pasa por debajo de la placa del Caribe.


La falta de gobernabilidad, la pobreza, la falta de consolidación de redes y logística interna para el manejo de riesgos, aunado a la precaria condición de edificaciones y viviendas también golpea a Haiti. Y de algún modo nos tiene preocupados a todos.


Salta a la vista la gran cantidad de gente solidaria que ocupa al planeta, uno siente que son muchos y uno se pregunta por qué es que no se vive constantemente en esa energía. Demasiados conflictos y compras de armas, nada que ver con el volcamiento de nobleza desplegado por el mundo en los últimos días. Y uno respira porque a pesar de la tristeza de un episodio como éste hay gente salvando vidas, arriesgando la suya por llevar esperanza a sitios tan desvastados como Haiti. Seres humanos preocupados por los niñ@s, activando redes de emergencia y ayuda, agilizando la ayuda lo más rápido que se puede.


Hay varias lecciones que aprender tras este duro momento. Nuestra relación con los otros, la prevención, la activación oportuna de redes y logística ante desastres naturales, el impacto de las acciones pasadas en el futuro, entre otros aspectos de profunda reflexión.


En Venezuela la nobleza sale a flote pese a nuestros propios problemas, pese a que hoy nos están imponiendo un modelo ideológico que no gusta a todos, por no decir a una gran mayoría porque no se puede interpretar viejos descontentos sociales con un afán comunista. La población vive la depresión por la inseguridad y otros problemas. Se está manipulando a la población con el pretexto de que antes los venezolanos eran igualmente manipulados como si haciendolo peor fuese la solución. Y se repite la formula de violencia con más violencia, como si esta fórmula dejara armoniosas consecuencias. Pese a esto, los venezolanos también piensan en Haiti, sacrifican tiempo, su ya deprimido salario, para ver como compran un bulto de pañales, y otros articulos que las redes están recolectando para hacerlos llegar a esta nación hermana.

Haiti hoy nos preocupa, ojalá no se nos olvide. Ojalá los gobiernos del mundo pudieran repensar sus formas de resolver los conflictos desde la evolución de conciencia y no por el caos. La gente solidaria está, logra acciones nobles de gran impacto haciendo una gran diferencia. Hacen falta más acciones de la gente noble, en este siglo XXI lleno de tanta tecnología y avances pero en el que a su vez aún transitamos nuestro camino para Ser Humanos.

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