jueves, 9 de enero de 2014

Mónica Spear y el dolor acumulado

Un país es como una gran familia. A veces bailamos al mismo son y a veces no. Estamos geográficamente distantes, incluso ideologicamente distantes, pero somos una familia, venimos del mismo espacio sagrado, quienes tenemos raíces en un territorio compartimos "más cercanamente" ese inconsciente colectivo del que hablaba el estudioso de la conducta "Carl Jung", estamos unidos por lazos invisibles como explica el creador de las constelaciones Bert Hellinger.


Venezuela es un país singular. Aquí convergen los mejores paísajes y hermosas razas. Las nativas integradas por aborígenes con raíces que se pierden en tiempos misteriosos y que estaban aqui cuando Colón oficialmente nos puso en la mira europea. La española y árabe, la africana... todas ellas más sus mezclas,  sumando las que llegaron en el siglo XIX  salen a relucir en los rostros de la gente de por estos lados.

Siempre he pensado que esta mezcla de culturas hace que tengamos perspectivas diferentes, distintas microculturas y formas de ser tan distintas aunque hoy habitemos el mismo espacio físico. Hay dolores no sanados entre todas estas razas y son inconscientes. La raza negra tiene un morral lleno de inmensos dolores, no tolera ninguna forma de esclavitud o por el contrario puede sentirse sumisa sin entender por qué no puede siquiera hacerlo diferente. Esta sumisión fue una forma de defensa que sus antepasados guardaron y que hizo posible que sus descendientes hoy vivieran para contarlo. La raza blanca en Venezuela puede experimentar una extraña nostalgia por sus tierras de origen, se vinieron esperanzados por la promesa del oro, y un día las tropas realistas se marcharon y ellos quedaron aqui algunos por Amor y otros sin saber que rumbo tomar.

Los aborigenes se sintieron invadidos, extrañados, abusados , sorprendidos por lo nuevo.  Todo esto somos nosotros los venezolanos. Somos la mezcla de todo lo bueno, de todas las experiencias y de todos los dolores de cada morral. Es todo un reto entendernos. Saber que episodio de nuestra historia emocional estamos viviendo.

Lo más cumbre es que vivimos en la misma tierra y mientras un grupo desea avanzar en una dirección, otros grupos desean avanzar en otra. Somos una nación joven recién entendiendo en los últimos dos siglos que somos esta mezcla. Pongo de ejemplo a mi familia materna de 9 hermanos,  5 tienen los ojos claros, 1 es de piel morena  y cabellos oscuros, 4 son de rasgos  nativos. Y cada uno dentro de una misma familia me mostraba en micro las razas de mi país, cada grupo actuaba y se aliaba de forma distinta.

Los cambios en las formas de producción económica y cambios políticos hicieron que Venezuela transitara  cambios rápidos y abrumadores, de dependencia española, paso a nación independiente" de una lucha de caudillos pasó a regímenes dictatoriales, de democracia partidista a un intento de socialismo del siglo XXI. A veces me siento fuera de la caja a tratar de analizar que buscamos los venezolanos en el fondo de nuestra alma. Cómo es que teniendo un país con tantos ecosistemas y belleza abundante, no sepamos aún convivir con toda esta herencia porque o no aceptamos lo que somos o no lidiamos en lo que nos convertimos para transformarlo y sacar lo mejor de toda esta historia..

Lo que más duele hoy día es la violencia entre hermanos. Hay mucha desigualdad y no voy a profundizar quien es responsable de eso. La hay. Hay niños que hoy día caminan kilómetros para llegar a su escuela, hay niños que no comen, hay niños que prueban la droga muy pequeños porque papá ni mamá están cerca para orientarlos, hay adolescentes pariendo cada día más niños que no conocerán un hogar estable, hay una fábrica de niños sin Amor que para mí es la  raíz de todos nuestros problemas.  y Hay gente hermosa que cree en esta tierra, haciendo trabajo de hormigas y las hay sin distingo de partido político, religión o estrato social.

Hay venezolanos con su niño herido de forma grave conviviendo entre nosotros.  He tenido la oportunidad de verles a los ojos, y sentir un reclamo grande... Tu tienes lo que yo no.... Y no crean que se refieren a bienes materiales. Sus ojos gritan tienes Amor, tuviste gente que se preocupó por ti, yo te reclamo este dolor.

Hay resilientes que han sabido levantarse de estos dolores y encuentran el Amor primeramente ensimismos porque creo fielmente en que somos hijos de Dios y Dios es Amor y tarde o temprano esta luz puede activarse si nos damos la oportunidad, pero hay quienes no logran descubrir esto. Hay niños entrenándose en las barriadas para matar. No preciso en qué fecha comenzó a verse odio o lucha entre clases o razas. Y yo me pregunto y este dolor cuánto tiempo tiene gestándose? Desde cuándo se está acumulando este dolor entre parte de la población venezolana que se ha convertido en rabia y nos tiene sometidos a una guerra en la que diariamente se pierden vidas

Tampoco voy a profundizar si este dolor comenzó o se agudizó hace 14 años,  si explotó en los 90,  si ya en los 40 una dictadura lo mostraba o si en los 60 comenzó a palparse los resultados de los cambios bruscos que ocasionaron la transición de una Venezuela petrolera con mente todavía rural.

Hay frustración en quienes sienten que el tren de los cambios  va a toda velocidad y no han podido siquiera acercarse a la estación para tocar un vagón. Hay jóvenes tratando de obtener la oportunidad de transformar sus vidas, hay gente victoriosa y hay gente que se siente vencida por las circunstancias, hay gente adulta que se hace responsable de sus actos y hay niños gravemente heridos por su historia que prefieren señalar a los otros de sus desdichas. Hay quienes ven en robar y matar actos que los acercan a las únicas familias que han conocido, la banda delictiva a la que pertenecen. Hay historias que te mueven, de niños que veían a los miembros de la banda como el único lugar donde encontraban la hermandad que no vieron en ninguna parte.

Somos un país de contrastes, Con un pasado monárquico en nuestras venas, vemos con total normalidad entretanto que un país entero se paralice cuando se produce la elección de nuestras reinas de belleza. Va más allá de una elección, de un fastuoso evento, es la elección de nuestra Reina, de nuestra representante como evocando aquellos tiempos en que rendíamos tributo a nuestros monarcas europeos.  Nuestras Reinas ocupan un lugar emblemático en nuestro corazón.

Por otro lado hay especial simpatía o antipatía  por los musiús, aquellos europeos que pisaron tierra Venezolana en el siglo XX, trajeron belleza, honra al trabajo, historias de la guerra, muchos les abrieron las puertas otros sintieron recelos porque su compromiso por el trabajo ponía en riesgo las vacantes disponibles.

Además de la gastronomía exquisita , el verdor exuberante de estas tierra, hay mucha fantasía y realismo mágico. El gusto por las telenovelas es una adicción de por estos lares. No en vano las actrices de telenovelas son amadas por la población, admiradas y reconocidas.

Pero lo más importante de todo es que a pesar de la perdida de valores, Venezuela sigue siendo un país que honra a la familia.

El día de reyes Mónica Spear ex Reina de Belleza, protagonista de telenovelas, digna representante de la mezcla de razas de estas tierras cayó junto a su pareja en la lista de asesinados por el hampa. Su caso aún tiene dolidos a los venezolanos quienes no pueden creer que una de sus Reinas haya sido vilmente asesinada. Mónica es sólo una cara pública de muchas almas que han pasado por lo mismo. El hampa ese día golpeó el respeto por la vida, golpeó la figura de la familia, (Mónica venía de recorrer Venezuela junto a su pareja y su hija de 5 años), golpeó a la monarquía venezolana que vive en la fantasía de su gente, golpeó la  ilusión de una población porque la protagonista de la novela nunca muere y siempre hay un final feliz para ella. Mónica estaba tan cerca de los corazones de la gente que sintieron este crimen tan cercano y hoy hay duelo en la familia venezolana, porque todos somos uno .

Los cuerpos policiales del país despliegan operativos. Comienzan a aparecer los rostros de los supuestos asesinos,  quizás denunciados a voluntad o a la fuerza por el mismo pueblo cansados de tanta impunidad. En mi caso no sólo siento  dolor por Mónica, su pareja y por Maya su hijita de 5 años quien sobrevivió a un recuerdo tan horroroso. Cuando veo que en esa banda hay jóvenes de 15 a 19 años con rostros nativos, tez morena, me pregunto cuanto dolor, rabia o ambas puede haber en esas criaturas para cometer un acto tan triste como éste. Me duele todo el contexto, por eso este  desglose ancestral que tuve que hacer en estos párrafos anteriores para que puedan comprender por qué cada uno de los rostros me ocasiona tanta tristeza.

Sin duda duele mucho el de Maya Berry Spear, la niña que logró aferrarse a la vida. Tan joven le toca entenderlo todo.