lunes, 23 de mayo de 2011

Los otros: comienzan por nosotros


En nuestro mundo sin tener el conocimiento, el recuerdo de nuestra esencia, cuesta compartir desde el propósito de vida, tanto en su concepto, como en su ejecución, hay que comenzar por entender que los seres no vibran igual siempre. Y ello en si es un gran aprendizaje que comienza por vernos y observarnos a nosotros mismos. Hasta quien es tu compañero afin puede un día vibrar distinto siendo ello incluso necesario.
En el caso de las relaciones, cuenta mucho cómo reaccionamos ante las conductas de los otros, incluso las que nos parecen irrespetuosas o injustas, ya que por alguna razón escogimos a quien hoy nos acompaña.
Si tomamos la vida como una gran plan de estudios, vemos como cada quien cuando va a su examen y lo debe afrontar por sí mismo. Nuestros maestros no evaluarán que causó nuestra molestia o nuestros problemas, sino cómo los afrontamos y solucionamos.

Podemos entrar en vibraciones dañinas sino detectamos a tiempo filtraciones por estrés, por exceso de trabajo; por exceso de ego, por el impacto de decisiones tomadas desde la inconsciencia. Podemos enseñar al otro con el lado del Amor o el lado León, pero León no significa pérdida del control.

A veces el otro da un paso que puede parecernos injusto, pero que en el fondo mueve nuestras estructuras para avanzar. Cuando suceden cosas, que incluso siendo aparentemente cotidianas nos enfadan, encontramos alli una oportunidad para crecer, para ir a la emoción primera, al origen, donde la aprendí y quien la generó en mi por ver primera para sanarla verdaderamente porque por algo se vuelve a presentar y esa persona me la está recordando

¿Qué tan rígido es mi mundo? ¿Qué tan consciente estoy de lo que quiero, desde dónde me estoy comunicando con los otros, desde lo que quiero, desde lo que me comprometí a ser, desde lo que creo la otra persona conoce de mi, o desde mi esencia, mi yo soy, desde mi consciencia.

Los cortocircuitos en la comunicación ocurren porque aunque creamos conocer al otro, no es asi, porque ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos, no sabemos porque actuamos y repetimos patrones, de hecho no todos estamos conscientes de que lo hacemos.

Hacer de lo cotidiano una fiesta, un disfrute comienza por nosotros mismos, Por romper con nuestros temores y para dejarlos atrás, debemos enfrentarlos, superarlos y liberarnos. De eso se trata este aprendizaje.