jueves, 8 de diciembre de 2011

Esos bienes que eran tan nuestros





En la separación de una pareja ocurren una lista de situaciones, desde las más dolorosas hasta las más cotidianas. Quien va a llevar ahora a los niños al cole, cómo nos ajustamos a los horarios, a los gastos, cómo afrontar la vida sin él o ella y re-comenzar con los recuerdos a la vuelta de la esquina y más si hay hijos de por medio.




Últimamente en mi actualización como renacedora he tenido que afrontar la realidad del alto índice de divorcios y separaciones en nuestro país. Varias razones inciden en los por qué una pareja rompe pero el común denominador que encuentro es la inmadurez a la hora de unirse .La gente convive en pareja desde sus propias necesidades, condicionamientos y creencias y muy pocas veces pone en perspectivas intereses, proyecciones o los pasos en pro de sanar bloqueos y traumas para aceptar y tolerar al otro luego que la chispa del enamoramiento disminuye.Así que cuando ya no es posible la relación viene la disolución del lazo conyugal o del compromiso y con ello viene la traumática para algunos, separación de bienes.



Ese apartamento comprado con tanta ilusión, cada detalle puesto con entusiasmo se convierte de pronto en la peor pesadilla y motivo de disgustos. Llámenlo miedo a quedarse sin vivienda en un país con una alta inflación, resistencia al reencuadre a desapegarnos, a iniciar lo que pudiera ser un papeleo interminable, miedo a perder el confort y hasta lo conocido, rabia por tener que pasar por esta situación cuando no somos los que deseamos divorciarnos entre otras muchas razones.La mujer que queda con la guardia custodia de los niños tendrá pánico de dividir bienes, a dónde ir con ellos usando esa mitad del dinero que corresponde de la venta si la hubiera o de la hipoteca. El hombre en el mejor de los casos cuando pertenece a ese porcentaje cada vez mayor de hombres protectores pasa por la culpa, la confusión de asumir la división de bienes por qué cómo hacer pasar a sus hijos por algo así, pero por otro lado cómo re-comenzar de la nada después de tanto esfuerzo conjunto. Cada integrante de una pareja que haya puesto igual de voluntad y energía para comprar los bienes tiene igual de derecho a disfrutar de ellos. De allí que lo ideal es alcanzar un acuerdo que beneficie a ambas partes sin que ello derive en el desgaste emocional. Sin embargo en ocasiones prevalece la rabia, el descontento ligado a cómo se dio la separación en sí, la tristeza o la depresión.No hay receta para asumir esta parte de la historia de dos que una vez se amaron y proyectaron un futuro juntos. Pero ciertamente hay actitudes sanas que pueden contribuir a ver esto como una transición.



A veces atamos muy fuerte un nudo y literalmente no queremos desatarlo y desde esa energía naturalmente no se puede llegar a un acuerdo. Ver al otro como un rival, un enemigo a vencer es producto de rabias no sanadas con lo femenino o lo masculino o incluso con nuestros padres, son procesos inconscientes que pocos nos detenemos a revisar y a sanar.Si ambos padres están bien los hijos estarán bien me comentaba uno de mis fuentes de sabiduría en renacimiento Walter Torres. Y es cierto. ¿Cómo dar lo que no tenemos? ¿Cómo dar estabilidad emocional a nuestros hijos si la angustia por el divorcio o separación está presente?



Muchos hombres no reconciliados con su lado femenino ni conscientes del gran valor que ello representa para ellos, la familia y la sociedad no comprenden la incertidumbre de una mujer . Hay tantas memorias ancestrales como el temor a quedarse sola con toda la carga no sólo monetaria sino emocional en un país donde un alto porcentaje de padres eluden su responsabilidad. La mujer de pronto ve su mundo alterado porque cree que sola debe inculcar valores, guiar en los estudios, a veces la carga es más mental que física ante la visión de que esos seres llamados hijos dependen absolutamente de su orientación.



Pero también hay muchas mujeres que no valoran al hombre por sus malas experiencias con ellos. Hay una delgada línea entre la búsqueda de respeto y la perpetración. Existen mujeres que intentan anular el poder del hombre, los irrespetan y minimizan. Los resultados pueden ser desgastantes sobre todo para los hijos que sobreviven en medio de las discusiones.La búsqueda del equilibrio entre hombre y mujer es esencial en estos tiempos, ninguno está sobre el otro, ambos tienen los mismos derechos como padres, en el mejor de los casos ambos ponen sus memorias, condicionamientos, creencias, esfuerzos cuando se establece una relación, ambos cometen errores y el éxito o culminación de un lazo depende de cada cual, cada uno tiene su 50% de responsabilidad.



Es por ello que para hacer menos traumático un divorcio y la posterior separación bienes, valdría la pena preguntarse, ¿es necesario herir a la madre o mal padre de mis hijos, cobra algún sentido perpetrar o anular al otro? Lo sano es acordar en igualdad de condiciones sobre todo si ambos pusieron su grano de arena para lograr los bienes que hoy se disputan. Lo esencial es ser asertivo en la comunicación y contar con apoyo profesional para buscar las mejores opciones que impacten positivamente el entorno familiar y garanticen la estabilidad emocional de cada miembro en especial de los más pequeños quienes son los que más sufren con estas situaciones.