viernes, 8 de agosto de 2008

Ser Feliz




Se puede ser feliz de verdad, a medias, de mentirita o tal vez vivir proponiéndoselo a cada paso sin saber si es realmente felicidad

Para algunos ser feliz se parece a los días viernes. La adrenalina hace que terminemos en tiempo récord todas las asignaciones para alcanzar la ansiada libertad de encontrarse con uno mismo fuera de los horarios y de la carga de objetivos interminables. Pero ser feliz es ir más despacio como cuando nos comemos ese dulce o esa comida que tanto nos gusta y la disfrutamos tanto, enfocando nuestros sentidos.

Ser feliz es estar consciente de cada instante y aprender de cada paso dado, de las lecciones que nos gustaron y las que no también.

Ser feliz es vivir enfocados en la esperanza cuando las cosas no son como queremos. Centrados en la traza positiva, en el puntito de luz, en lo que nos conecta con lo mejor de nosotros.

Porque ser feliz más que un punto de llegada es un punto de partida, es el recorrido mismo, es un estado de consciencia al que accedemos si queremos claro está.

He visto personas que han pasado mil cosas muy difíciles y aún asi se conectan con la VIDA. También he conocido a seres que no quieren ser felices y luego cuestionan a la Vida el por qué.

Ser Feliz es un milagro, es cierto. Es la maravillosa proeza de sentir en cuerpo, alma, mente y corazón la sabiduría, la armonía, la paciencia aún en los momentos más complejos. Ser Feliz es simplemente SER, sin prejuicios, viviendo cada día con entusiasmo.

No tiene nada que ver con reirse mucho (aunque reirse sea un buen síntoma), o hacer lo que más nos gusta. Es reir, hacer lo que nos gusta, crecer, evolucionar estando conscientes y entregados a la experiencia con tranquilidad, con la certeza de que estamos aprendiendo algo que nos servirá luego.

Ser feliz comienza con proponerselo, cambiando nuestra actitud de vida, usando más palabras positivas, más pensamientos positivos y desarrollando más acciones desde nuestra esencia.

Para ser feliz sólo hay que darse cuenta que estar a solas con nosotros mismos de vez en cuando es necesario, refrescante, útil y maravilloso. ¿Y es que si no podemos estar con nosotros mismos, cómo podremos motivar a otros a hacerlo? Ser feliz comienza por valorarnos, agradecer lo que somos, lo que hemos obtenido en armonía universal y seguir adelante disfrutando el recorrido sin miedo a perdernos de vez en cuando para visualizar posibilidades distintas de seguir el camino.

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