jueves, 15 de octubre de 2009

El Desapego

Una de las lecciones más profundas en esta pasantía para mí ha sido el desapego:
Dejar libre lo que creemos por instante nos pertenece. Sólo imaginen que puede sentir una madre o un padre cuando sabe que su hijo debe dejar casa para seguir su camino.

Si, a eso me refiero. A una rara mezcla de nostalgia, alegría y hasta algo de soledad.

Vivimos apegados a las cosas a los sentimientos, al pasado y hasta a un futuro que imaginamos y descuidamos lo más hermoso: El ahora. El Presente. Ahora mismo podemos cambiar la actitud y decidir ser felices, decidir apreciarnos más para apreciar lo que nos rodea.

Porque el apego nos hace creer que ser los dueños de algo o alguien nos hace amarlos más. Llegar a un estado de conciencia que nos permita ver que el Amor que nace desde dentro y que se prolonga en lo que hacemos, en nuestro trabajo, en nuestros actos, nos acerca más a nuestra razón de estar aquí. Como lo escribí al iniciar este blog, nuestro paso aquí es una estadía de aprendizaje, con sus cosas hermosas, sus días grises y momentos extraños. Un panorama donde en muchas ocasiones las respuestas son muy diferentes a lo que esperamos es sin duda un agente de cambio interno. Pero somos humanos y ante respuestas que no nos esperamos o no son como queremos, la rabia puede surgir haciéndonos actuar violentamente y eso incluye la acumulación de pensamientos alejados de nuestro ser. Una mezcla de humildad, asertividad, respeto es necesaria para afrontar la gama de mundos interiores que hay en las personas que nos toca conocer en esta pasantía.

Y sobretodo se necesita mucha paz interior para no querer adueñarnos de aquellos a quienes amamos profundamente. Posesión no es Amor. Hay confusión en este mundo por ello. Por posesión de la razón, de una tierra, de una religión, de bienes materiales, conocimientos, de personas. El Amor germina, nace con el tiempo, se cultiva, se expande y no hay nada ni nadie que pueda cambiar una fuerza tan poderosa. Existe un cuento para niños que me encanta, Ami el niño de las estrellas. Hay allí un pasaje que recuerdo con cariño, el del sol brillando y la luna que no se cae, regalos del creador para vernos sonreir como el personaje mismo del relato: Pedrito que atesoró unos dulces para su abuelita para también verla feliz, por la sencilla razón de que la ama.

Este posteo no busca sino recordar que somos todos parte de algo más grande, como un muy buen amigo mío me hizo ver recientemente al enviarme casi un tratado de astronomía con unas fotografías de la vía láctea. Al ser parte de algo mayor, de un universo del cual si acaso conocemos una minima parte, nuestros conflictos por apego, quedan como un grano de arena en el desierto. Para ser feliz, sólo hay que proponérselo, para amar, para aprender a dar, primero hay que brindar armonía hacia uno mismo, porque es un contrasentido amar a la humanidad si no nos queremos para bien. Cuando dejemos libre en armonía perfecta aquello que nos ata, cuando aprendamos a amar a la flor sin arrancarla, al ave sin enjaularla, a la Tierra sin deteriorarla, a nuestros seres amados sin creernos sus dueños, entonces quizás entendamos las cosas desde otro punto de vista, quizás disfrutemos la estadía con más tranquilidad y hasta amemos más.

Canto a la Tierra

3 comentarios:

JosepVR dijo...

Un escrito para pensar... gracias Anaiz

Anaiz Quevedo dijo...

Gracias a ti también amigo. Abrazos

José Bernardo dijo...

Estos temas me hacen recordar la gran obra de Erich Fom, Tener o Ser. El tener, asociado a la posesion de cosas y personas... La cita en Etica para Amador de la pelicula Ciudadano Kane, y el gran drama del protagonista, hombre muy poderoso, que al agonizar recuerda, con su ultimo aliento, el nombre del trineo de su infancia... El Ser implica un desapego, desde el punto de vista de posesiones, como condicion indispensable en la busqueda de la realizacion plena... (Va sin tildes)