viernes, 26 de abril de 2013

Cuando los ancestros ya no duelen



Cuántos de nosotros andamos por la vida así. Viendo a nuestros ancestros con lástima y por ende intentando ser los salvadores de personas que no necesitas que los salves porque son lo suficientemente fuertes para hacerlo por sí mismos.
Cuando vi la fuerza de mis ancestros, los felices que eran con lo que tenían, los altos precios que pagaron, la capacidad de perdonar, de amar que había en ellos, supe que había sido soberbia y arrogante intentando por mucho tiempo ser la salvadora de mi propia historia, desde la víctima.
Cuando volteas a ver a tus ancestros desde la dignidad y tomas conscientemente la fuerza, vives con más plenitud porque eres quien eres porque ellos llegaron primero y porque aprendieron a vivir y a superar obstáculos para que tú lo pudieras hacer diferente y mejor cada día.
No hay nada de penoso en eso. Sino todo lo contrario, una gran fuerza que sólo puede llevarte a seguir evolucionando. Cuando excluyes a tus ancestros es porque todavía hay dolor, porque no quieres ver y la vida te lo vuelve a poner frente a tus ojos para que lo termines de ver de una vez por todas. Sigue leyendo

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