viernes, 27 de agosto de 2010

Nuestro recorrido en la VIDA




Una de las cosas que he entendido en esta pasantía es que su duración aunque en teoría es relativa, suele resultar breve para algunos. De hecho es famoso el dicho, ¡la vida es corta!.

Y en esta "brevedad" radican tantos apuros o algunas frustraciones. Cuando eres un niño quieres llegar rápido a la adolescencia, cuando eres adolescente quieres llegar a la mayoría de edad. Y de pronto, bueno el tiempo pasa rápido. Volver atrás es un drama, por su imposibilidad, pero soñar que se puede es una buena terapia para muchos.

Para mi la rutina hace la vida más corta. Pasar largas horas del día entre cuatro paredes sin percatarse de un amanecer o un atardecer, sin fijarse en una montaña o en la sonrisa de los niños, con angustía o estrés. Eso hace la vida más corta.

Estar desenfocado, no contar con objetivos claros de cuál es nuestro sentido de la existencia puede influir bastante en perder el disfrute del recorrido en esta pasantía.

Los sueños se alcanzan cuando no sólo los soñamos sino cuando los hacemos realidad. Porque fuimos lo suficientemente optimistas, entusiastas y valientes para ponernos los patines y llegar a la meta aún cuando no supiéramos patinar.

No importa si patinamos lento, o si caminandito llegamos mejor. Lo importante es estar claros a donde queremos llegar. Porque caminar o patinar sin rumbo, bueno no digo que no pueda ser divertido para algunos, pero uno se cansa si toca dar vueltas en circulo por mucho tiempo.

Digame cuando nos enganchamos con alguien o con algún episodio doloroso. Rayos perdemos tiempo en asuntos que ya no podemos volver a vivir ni cambiar del modo que queremos sin percatarnos que lo más sano es seguir y escribir un capitulo distinto lleno de nuevas aventuras. Pero el duelo es necesario, si lo sabré yo. La cuestión es recordar nuestra meta, no olvidarnos de nuestro destino. Mantenernos despiertos, atentos a los aprendizajes que la vida da. Cada cosa que pasa tiene un cúmulo de valiosa información para nuestra evolución como seres humanos.

El libro de la vida está lleno de lecciones que no es posible conseguir en la universidad. La academia nos fortalece el intelecto, nos llena la vida de conceptos, teorías, palabras y contenidos. Muchos son útiles para estar aqui, son el legado de otros que compartieron lo aprendido. Sin embargo el conocimiento es movimiento y se da en varios niveles.

Hay gente que escribiendo o hablando te llega al intelecto. Hay gente que te llega al corazón porque aún sin tener el conocimiento de la academia ha estado atento al lenguaje del mundo, un lenguaje que todos conocemos consciente o inconscientemente. y hay gente que teniendo la preparación de la academia sabe conectar su intelecto con su corazón y tu alma. Para éstos seres el recorrido es relativo.
Si hay paz en el corazón, no parecerá nuestra pasantía corta ni larga. Habrá el tiempo necesario para aprender y enseñar o simplemente existir. Esto último significa una gran maestría. Existir, fluir, transformar.

En nuestro afàn por ejercer el control, el poder sobre los otros muchas veces no nos percatamos de nosotros mismos. Existe el aprendizaje en bloque, y en estos tiempos es esencial. Pero la base de éste es el aprendizaje individual. El cambio que empieza por uno mismo, el estar atentos a nuestro proceder.

Me detengo en ocasiones a ver como a los seres humanos nos encanta juzgar a los demás y no dedicamos tiempo esencial para perfeccionar nuestro recorrido, buscando nuestra propia coherencia.
Vinimos aqui a evolucionar y con esa luz interna ser agentes de cambio. Depende de cada quien revisar hasta que punto deseamos ser participes de nuestra transformación y la del entorno, estar claro cuánto queremos dedicar a eso y cuáles son los cómo que influirán en nuestro disfrute y recorrido.
Si queremos cantar, escribir, construir, diseñar. El mundo material tiene tantas vías para expresar nuestro destino que es lógico que en nuestra juventud dudemos cuál es la vía para realizar nuestros sueños si es que los tenemos definidos.
Puede ocurrir además que transcurridos los años nos encontremos con nuestros verdaderos anhelos y nos demos cuenta que el rumbo no era el indicado. Eso es factible para quien està atento y no rechaza los susurros de su propia evolución.
"La vida es un instante, y un instante es el momento de existir... tantos siglos, tanto espacio y coincidir" Esta frase de Fernando Delgadillo deja entrever otra clave. La vida puede ser en cualquier galaxia, tiempo o espacio, que importante se hace valorar entonces el entorno, y a los compañer@s en este viaje. No es coincidencia su presencia y el tiempo que ellos estén es parte de su propio recorrido.

La pasantía dura lo que querramos que dure de acuerdo a las metas trazadas y el recorrido empleado para lograrlas. Lo importante es que mientras dure seamos felices, aprendamos lo que tengamos que aprender y estemos en Paz.

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