Hay momentos en los que me siento sola. No por falta de compañía o por incomprensión.
Es quizás por lo dura que a veces se torna esta pasantía y porque en ocasiones creo que ando desperdigada.
Entonces recuerdo que somos muchos(as) en el mismo camino.
Venimos de un mismo tronco pero han pasado ya tantos miles de años, y creemos que sólo por eso, no existe nexo con el vecino(a). Que eso de ser "hijos de la tierra" es pura tontería.
Y por olvidarnos de nuestros nexos ancestrales, se cometen abusos no sólo contra nuestros hermanos(as) sino contra la madre natura que también es parte nuestra o como bien relatan los legados aborigenes somos nosotros parte de ella.
Me duelen las injusticias, me entristece que la vida, ese milagro inmenso reflejo de que nuestro origen no es casual, sea tan poco valorado por una parte del mundo actual.
La globalización y la infaltable e inmediata conexión con los lugares y acontecimientos nos muestran como en un planeta se puede ser feliz e infeliz a un mismo tiempo. Paradójicamente las imagenes de un mundo donde se pierden cosechas porque no hay compradores contrastan con las de territorios secos y hermanos(as) contando los granos para comer.
Hay varias situaciones que me entristecen. Como las de los niños(as) que no tienen tiempo de ser niños(as) o las de tanta gente que ni siquiera tiene idea de lo que es vivir en paz.
Hay quienes pretender mover a cada ser como si fueran fichas de un ajedrez y creen además tener la potestad para designar a los peones y a los reyes. Creen tener el poder suficiente para determinar quien puede vivir y quien no, quien es gente de "primera línea" y quien de tercera categoría. Como si lo que estuviese a su alrededor fuese solo "naturaleza muerta".
Cada elemento de este planeta, cada humano, cada árbol, cada gota de agua, cada roca es un ser, esta vivo y responde a un movimiento universal, donde cada quien tiene un puesto esencial. Nuestros latidos y los de cada ser se parecen a los movimientos de la galaxia, contrayéndose y expandiéndose.
Pero uno ve en esta pasantía de todo. Quienes creen que a veces se debe mover a las personas como fichas por razones "éticas", porque creen tener la verdad absoluta y entre tanta lucha de verdades, muchos salen con el corazón herido. Y cuando el corazón está herido puede venir el resentimiento y generar un ciclo de disputas que solo el Amor es capaz de sanar.
Apelar al Amor, es un acto de suprema valentía. En un mundo donde los que creen en el Amor son vistos como débiles, vivir en Amor va unido a la fe y fortaleza.
Pero no se sientan menos amorosos si por alguna razón han cometido errores. Yo misma me he visto moviendo a las personas como fichas de ajedrez, a veces de modo inconsciente y lo que es peor a veces de modo consciente. Eran otros tiempos en los que ser competitivo era sinónimo de cortar rabos y orejas sin mirar atrás.
Porque muy diferente es enseñar e intercambiar con el resto de un equipo para lograr las metas que imponerse.
Nos imponemos porque creemos ser los dueños de la verdad. Y cada quien tiene su Verdad. Hay modos y caminos para andar esta pasantía, distintos estilos. La guía para saber si estamos en la línea correcta es para mi sin duda el respeto por uno mismo, el respeto por el otro, el respeto a la VIDA, en pensamiento, la palabra y acción.
Andando este camino de conexión con la VIDA me he topado con otros(as) que también creen que el Amor es la ley fundamental de este universo. Que venimos a aprender a Amar porque no hay mayor tesoro que aquel que nos hace trascender y evolucionar. Amar es un proceso único, un acto grande y valiosísimo y encontrar personas que lo comprendan y de las cuales aprender sin dobles caras o subterfugios, es una recompensa. Aunque podemos aprender también de aquel que opina diferente y a veces hasta aprendemos más. Lo que no deberíamos hacer es anclarnos en discusiones que nos desgasten o en creer que si eliminamos al otro o eliminamos su modo de pensar estaremos más tranquilos. Justamente eso es lo contrario del Amor. Por eso prácticarlo no es tan fácil, y es un acto de nobles caballeros y damas.
No estamos solos(as). Y mientras reforcemos que se trata de un grupo más grande de lo que podamos creer y que además se multiplica a cada segundo, la esperanza crece para las transformaciones que se vienen dando en este planeta, para revitalizar y recordar los nexos que nos unen.
No existen distancias ni tiempo
Lo que crees que es como lo ves, es relativo
Sólo el Amor es absoluto
Sé valiente
Cuando crees que no puedes más
Cuando pienses que no vale la pena esta pasantía
recuerda, estamos juntos(as) en este camino
Aunque no nos veamos a diario
estamos caminando el mismo sendero
El latido es el mismo
vivelo, siéntelo, esa es más que una señal
Es la señal de cada ser, de cada espíritu, de cada alma
Esta pasantía es un eslabón
de una gran travesía
de un viaje que va más allá de las estrellas
Esta es sólo una estación a la que a veces regresamos
cuando aún no estamos listos(as)
Y como en cualquier visita
hay que ser cuidadoso(a) con las cosas que nos prestan o regalan
entendiendo que apegarnos a ellas no sirve de nada
porque en otras estaciones no las necesitamos
Trascendemos estos espacios
por lo que vivir en armonía, es más que una esperanza
Es la meta, el camino que nos asegura un futuro más tranquilo
Caminar entendiendo que podemos buscar un sentido
en medio de tanto desbarajuste
a veces es duro, pero podremos hacerlo
porque estamos juntos(as)
Anaiz Quevedo
2 comentarios:
Me reclamaste que soy “concisa en mis comentarios”, y te respondí: “pero muy sentidos”. Me quedé pensando en ello, y tal vez y tiene razón, voy a explayarme un poquito más, jajajajajaj. A propósito de este escrito tuyo, creo que no tiene sentido “sufrir” por las injusticias del planeta, a pesar de las muchas desigualdades o atrocidades que vemos a diario, y que muy bien describes, más bien hay que “pensar” en cómo solucionarlas. Y mira que toda mi vida he sido una “sufridora” profesional, jajjajajjaja. Hace tiempo aprendí que no se puede ayudar a otro sino uno no se ayuda a sí mismo, sino uno no está bien. Te sonará egoísta, tal vez, pero en este momento de mi vida, mi contribución a la Madre Tierra consiste en trabajar para conseguir la estabilidad emocional y física de mi hija y la mía propia. Lo que no significa que no reflexione sobre nuestro planeta y cómo contribuir a ayudarlo, y tu lo sabes. Mañana? Tal vez mi acción irá por otro lado, con otro enfoque, quien sabe… En cuanto a la soledad, creo que es un paradigma que muchas mujeres tenemos que aprender a cambiar. Si uno trabaja el amor a sí misma, y está en conexión con Dios, no hay cabida para esa sensación de soledad. Y en definitiva, yo apoyo el dicho: “Es mejor estar solo que mal acompañado”.
Eliana Quinetro
Eli, como pudiste percibir tono de reclamo alguno en un feedback de Chat muchacha?!!!!
No migui es que me escribes en el chat: "te dejé comentario" y lo leo y me pareció de veras conciso, pero vale, tu sabrás miguiii.
Me pareció muy interesante este feedback porque leiste entre líneas muchas cosas porque tu me conoces desde hace tiempo. Me han sacudido las noticias sobre Kenia y claro también las de aqui mismo, la de un niñito en San Félix que no voy a dar detalles porque en verdad me pareció muy triste. (Me da calma pensar que ya está en otro plano y como creo en la bondad de Dios que debe estar siendo consentido por los ángeles).
Entender como opera este planeta y algunas conductas humanas son un misterio muchas veces para mi.
Estoy de acuerdo contigo en lo de la fortaleza y de eso justamente trata el escrito.
La fortaleza de saber que a través de simples actos cotidianos hay una multitud trabajando por sembrar una cultura de paz en el planeta, así sea sólo desde un blog, cantando, dando conferencias, aplicándolo a su estilo de vida y en la de los hijos(as).
Abrazos
El corazón de madre o ese Amor que dejamos entrar en nosotros,
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