Es autosuficiente, en ocasiones ultra elegante al vestir o tal vez demasiado práctica, es la súper mujer encarnada, todo lo sabe, todo lo intuye, puede tener las cuatro hornillas de la cocina prendidas, los niños muy bien atendidos, si es que acaso se decidió a tenerlos, claro; y manejar con entrega aquel cargo supervisorio para el que se esforzó, todo al mismo tiempo. Ella lo puede todo, o eso pretende, y por supuesto en esta perfecta vida plena de independencia, el hombre que la acompañe debe ser tan perfecto o más perfecto que ella. Porque para mujeres con conductas de "no necesito al hombre para seguir adelante, yo puedo sola" la pareja más que un compañero podría significar "una carga". ¿Para qué amargarse la existencia atendiéndole si yo puedo mantenerme? ya no eres mi "proveedor". No hay una visión real de lo que es vivir en pareja, de compartir en armonía roles profesionales, domésticos, de conocer las esencias de cada quien. Hay distorsión de los roles de acuerdo a viejos patrones impuestos por la sociedad. Las mujeres se han ido incorporando al mundo del trabajo y las parejas se ven a menudo atrapados en la rutina preguntándose ¿será que los hombres buscan a mujeres que ya no existen y las mujeres a hombres que no han nacido
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